DÍA DE LA DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

Tal día como hoy, 10 de diciembre de 1948, se firmaba en la ONU «La Declaración Universal de los Derechos Humanos»

Se trataba de una declaración, es decir, una exposición de principios.

Aunque no fue el tratado vinculante que muchos esperaban y hubo que esperar 18 años más para que se adoptaran los dos pactos internacionales que le dieran forma a nivel global.

Los ideales universales que aparecen en sus 30 artículos van desde lo más fundamental (como el derecho a la vida) hasta aquellos que hacen que la vida merezca la pena.

Los derechos humanos no son una recompensa por el buen comportamiento, sino la declaración del derecho de todas las personas a la mayor dignidad por el simple hecho de existir.

La declaración recogía anteriores principios de ideales formulados en diversas Constituciones de países como Inglaterra, Francia y EE.UU

Su preámbulo subraya que los derechos humanos son «la base de la libertad, la justicia y la paz en el mundo«. Sí, hermosa y utópica propuesta.

No hacen distinción de sexo, nacionalidad, lugar de residencia, origen nacional o étnico, color o religión, lengua, edad, partido político o condición social, cultural o económica por lo que, ni el más poderoso de los gobiernos (en teoría) tiene autoridad para negarlos o violarlos.

Se presupone el derecho a la vida, la libertad de expresión, de opinión y de conciencia, educación, vivienda, la participación política, etc…

Ante estas dignas propuestas nos preguntamos:
¿Por qué la gran mayoría de la humanidad vive atormentada social y personalmente?

Los informes de Aministía Internacional denuncian que sólo un 15% de la población mundial viven en zonas donde estos derechos pueden ser generalmente aplicados.

El hombre es un lobo para el hombre

«Descubrí que nuestro orden social no descansa en la fraternidad sino en la brutalidad y el dominio de unos sobre otros»

Stefan Zweig

¿Cuál es pues la causa y razón de este caos de convivencia individual y colectiva?

Jesucristo señala el origen: «Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre» Marcos 7:21-23

¿Cómo podemos limpiarnos de tan tremendo diagnóstico? Dios tiene provisión para ello.

«Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida» Romanos 5:18

«nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo» Tito 3:5

«pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas» 1ª Juan 3:20

Para limpiar y cambiar nuestro corazón, darnos libertad y sanarnos, Jesús nos invita a arrepentirnos y a experimentar la redención divina.

«Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado» 1ª Juan 3:23

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