José

Estamos ante la figura de un conocidísimo desconocido. José, el «padre putativo» (P.P.)

En la iconografía popular de los belenes siempre aparece como un hombre de edad avanzada en actitud de reverencia y protección a María y al bebé recién nacido.

Pero, ¿esto era así?

José de Nazaret era de la casa y linaje del rey David, dándose su genealogía en el evangelio de Mateo.

«Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham…Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí. Isaí engendró al rey David… Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.» Mateo 1:1-17

Era la práctica judía que todo varón aprendiera un oficio para valerse por si mismo. Por eso José es calificado así, «¿No es este el hijo del carpintero? (…)» Mateo 13:55
Así como también su hijo Jesús, «¿No es este el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? (…)» Marcos 6:3

El ejercicio de esta noble profesión abarcaba no sólo el trabajo sobre madera sino multitud de variables sobre la construcción, el mobiliario, los útiles agrícolas y hasta la artesanía por lo que se necesitaba de una complexión fuerte y generosa.

En el caso de José se infiere la condición personal para el sostenimiento de su numerosa familia, cinco hijos varones, algunas hijas y su esposa.

Su viaje a Nazaret de Belén distante más de 100 kilómetros para el empadronamiento, su huida posterior al lejano Egipto para proteger al niño Jesús del furor de Herodes, su regreso a Nazaret así como sus viajes anuales de Nazaret a Jerusalén presupone un vigor físico adecuado para ello.

«Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua» Lucas 2:41

José estaba desposado, es decir, «comprometido para casarse» con una joven del lugar a la que amaba.

Se desconoce la edad de esos novios en particular, pero las costumbres de la época refieren con claridad meridiana que tales compromisos se realizaban en edad temprana por las familias, incluso a veces antes de nacer alguno de los futuros contrayentes.

Tanto Mateo como Lucas registran que Jesús fue concebido por el Espíritu Santo cuando José estaba comprometido con María, pero antes de haber tenido relaciones con ella.

«El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo» Mateo 1:18

Lucas aclara la forma en que el ángel hizo la revelación a María:

«Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.» Lucas 1:35

Ante tan inesperada situación, al ver el estado grávido de su novia, sospechó naturalmente que esta le había sido infiel en un acto profundo de amor hacia ella para no causar ningún escándalo público.

«José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.» Mateo 1:19

José es calificado como un hombre «justo» lo que implica su fidelidad a la Torá y la santidad consecuente de su obediencia, formando parte del reducido grupo de fieles «hijos de Abraham» que esperaban el cumplimiento de las promesas de Dios más allá de la farándula y folklore religioso de sus contemporáneos.

Al revelarle un ángel la verdadera razón del asombroso suceso…

«Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.» Mateo 1:20-21

… José, el carpintero, creyó las palabras de la revelación del profeta Isaías

«Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.» Mateo 1:22-25

Treinta años después, no aparecen más menciones directas a José al iniciarse el ministerio público de Jesús. Lo que hace suponer razonablemente que hubiera ya fallecido.

Las palabras de Jesús encomendando al cuidado de Juan, su discípulo, a su madre María, dan pie para convenir a ello.

«Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.» Juan 19:26-27

José, el carpintero de Nazaret, ese conocidísimo desconocido nos deja un vital ejemplo a seguir.

Nos enseña a creer en Dios, a tener fe en Él en medio de las dificultades, miedos o debilidades, a confiarle nuestra vida sabiendo que Él tiene siempre la última palabra de verdad y su mirada es más amplia que la nuestra.

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