MUERTE QUE DA VIDA

«… y veré la sangre y pasaré de vosotros…» Éxodo 12:13

Carlos había contraído cáncer y necesitaba un doble transplante de pulmón. Le pidió a Dios pulmones nuevos, pero se sintió raro al hacerlo.

Confesó que le resultaba extraño orar pidiendo eso porque «alguien tiene que morir para que yo pueda vivir».

El dilema de Carlos destaca una verdad esencial de la Escritura: Dios usa la muerte para dar vida. Lo vemos en la historia del éxodo. Los israelitas, un pueblo nacido en cautiverio, languidecían bajo la mano opresora de los egipcios.
El faraón no estaba dispuesto a soltarlos, hasta que Dios transformó el asunto en algo personal. Todos los primogénitos morirían, a menos que la familia matara un cordero sin manca y pintara el dintel de la casa con su sangre (Éxodo 12:6-7)

Hoy, tú y yo nacimos cautivos del pecado. Satanás no estaba dispuesto a soltarnos hasta que Dios transformó el asunto en algo personal, sacrificando a su Hijo perfecto en los brazos salpicados de sangre de la cruz.

Jesús nos llama a unirnos a Él allí. Pablo explica: «Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí» (Gálatas 2:20).
Cuando ponemos nuestra fe en el Cordero sin mancha de Dios, nos comprometemos a morir diariamente con Él; a morir a nuestro pecado para poder resucitar con Él a nueva vida (Romanos 6:4-5).
Expresamos esta fe en el bautismo y cada vez que decimos que no a las cadenas del pecado y sí a la libertad de Cristo. Nunca estamos más vivos que cuando morimos con Jesús.

¿Por qué la muerte es el único camino a la vida?
¿Cómo has mostrado que recibiste la muerte de Jesús por ti?

Jesús, tu muerte me trae vida. Ayúdame a morir al pecado hoy y a vivir a través de ti.

Fuente: Nuestro Pan Diario
Citas bíblicas: Reina Valera 1960

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