TUMBAS VACÍAS

«Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.» Juan 11:25

Una de las experiencias más surrealistas de mi vida fue cuando estuve en una tumba vacía en Betania, Israel.

Según la tradición y la arqueología, lo más probable es que fuera la tumba que alguna vez albergó el cuerpo de Lázaro. Sí, ¡el Lázaro a quien Jesús levantó de los muertos estuvo brevemente en la tumba en la cual yo estaba parado!

Cuando pienso en la escena descrita en Juan 11, puedo imaginarla con mayor claridad: la forma de la tumba, el camino en pendiente donde se encuentra ubicada, su lugar dentro del pueblo. Pero por sobre todo, este milagro increíble parece más real, concreto y tangible.

Realmente sucedió. La tumba está vacía.

Juan llama «señales» a los milagros de Jesús, porque cada uno señala a algo. Y esta señal apunta a algo profundamente importante. Tal como Cristo le dijo a Marta, la hermana de Lázaro, Él es «la resurrección y la vida» (Juan 11:25).

No solo tiene la habilidad de resucitar a alguien de los muertos. No, Él es la resurrección y la vida. La autoridad sobre la vida y la muerte reside en Él.
Como añadió Jesús: «el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá» (Juan 11:25).

Como Cristo es la resurrección y la vida, cualquiera que crea en Él experimentará su autoridad sobre la vida y la muerte. Aunque muramos, podemos saber que volveremos a vivir. Nuestras tumbas también quedarán vacías.

¿Te resulta real tu esperanza de resurrección? ¿Por qué sí o por qué no? ¿Cómo ha cambiado tu vida la resurrección de Jesús?

Querido Dios, gracias por darme vida y porque, a través de Jesús, restaurarás mi vida aun después de la muerte.

Fuente: Nuestro Pan Diario
Citas bíblicas: Reina Valera 1960

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