«¡Noche de paz! ¡Noche de amor! Todo duerme en rededor, solo velan mirando la faz, de su niño, en angélica paz, José y María en Belén»
Es más que posible que las tres primeras palabras de este villancico, que cumple ahora 203 años desde su creación, sean las más conocidas y tarareadas en épocas navideñas.
Compuesto por el maestro de escuela y organista austríaco Franz Xaver Gruber y cuya letra fue realizada por el sacerdote Joseph Mohr.
Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que es la canción de Navidad más famosa del mundo.
«Noche de paz» está declarada como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y es himno universal de la paz, bien cultural internacional y legado musical inolvidable.
Se interpretó por primera vez, con el acompañamiento de una guitarra por sus creadores una noche de nochebuena en Salzburgo el 24 de diciembre de 1818.
Doscientos años después, cientos de millones de personas cantan esta canción en más de trescientos idiomas y dialectos en todo el mundo.
Los historiadores coinciden en que el texto de la canción expresa un profundo anhelo de paz, esperanza y consuelo.
Para Tina Breckwoldt, autora del libro «Una canción con historia» el poema «tocó un nervio» altamente sensible en la Europa de entonces: «Todos deseaban la paz» después del desastre de las guerras napoleónicas y las penurias del llamado «año sin verano» de 1816 consecuencia de un severo frío anómalo que destruyó cosechas y propagó la hambruna.
Situaciones extraordinarias que no son desconocidas y que sumen en la impotencia y la frustración, además de la miseria y el sufrimiento, a las generaciones de todas las épocas y países.
Una anécdota acerca de esta villancico ocurrió con la tregua que se gestó de manera improvisada en la Navidad de 1914 ante el desagrado de muchos mandos militares.
La tregua se produjo cinco meses después de que comenzara la I Guerra Mundial en zonas cercanas a la población francesa de Yprés.
En la semana previa al 25 de diciembre, soldados franceses, alemanes y británicos cruzaron las trincheras para intercambiar saludos y charlas improvisadas.
En algunas áreas, hombres de ambos bandos se aventuraron en «tierra de nadie» durante la Nochebuena y Navidad mezclándose e intercambiando comida y suvenires.
Hubo ceremonias funerarias conjuntas e intercambio de prisioneros, mientras que muchos encuentros terminaron con cánticos de este villancico.
Se disputaron incluso partidos de fútbol entre bandos, creando una de las más memorables imágenes de la tregua.
Pero pasada esta fugaz aproximación y armonía entre los hombres en tan violenta situación, siguió el horror de la guerra… y sigue.
Según el informe actualizado de la ONU en fecha 6 de diciembre de 2021, se mantienen guerras y conflictos armados en 65 lugares del mundo que dan lugar a cientos de miles de víctimas, horror y miseria.
Si, «Noche de paz y noche de amor». Cuánto nos convendría atender a la letra del primer «villancico» celestial entonado en los campos de Belén por las huestes angélicas según el relato de Lucas
«Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían:
¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!» Lucas 2:13-14
La buena voluntad y la bendición divina se proclamaba y extendía en el pasado y en el presente a toda la humanidad que le busca sinceramente y que provee en Jesús, el Salvador, el verdadero significado de la Navidad.
NATI VITA TE (Navidad), «Nacimiento de la vida para ti»
Promesa de Jesús, el Mesías enviado de Dios y nacido en Belén:
«La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.» Juan 14:27